Desde que Ford inventó el Modelo T y con él la era de la producción en serie, la oferta de productos del sector manufacturero ha estado signada por sus limitaciones de innovación, o por los alcances en tecnología, o por los planes de lanzamiento en función de sus intereses de mercadotecnia, plan de negocio, rentabilidad o expectativas de éxito de los productos.
La frase cinematográfica (Field of dreams, 1989), “If you build, they come”, se podía aplicar hasta hace poco a la industria manufacturera donde el consumidor era un espectador pasivo de la oferta que los fabricantes llevaban al anaquel. Pero esa época está a punto de terminar o al menos equilibrarse.
Uno de los signos que traerá la Cuarta Revolución Industrial, con los alcances de la inteligencia artificial, impresión 3D, máquenas interconectadas con capacidad de aprender y procesar grandes cantidades de información, será la hiper personalización del consumo.
A diferencia de las generaciones ‘boomers’ o equis, los consumidores millennials y centennials no tienen fidelidad por marcas, tienen acceso a grandes cantidades de información para comprar opciones y buscan cada vez más la individualización de experiencias, con lo que están cambiando la ecuación en la oferta y la demanda.
Un estudio de McKenzie decía que “la verdadera personalización pone el poder en manos del consumidor”. Advertía de la necesidad de “relajar el enfoque en la personalización hasta que hubiera una forma de cumplirlo”.
Sin embargo, las compañías no han frenado su búsqueda de nuevas opciones, como se podrá leer en nuestro artículo de portada (octubre 2019), sino que están acelerando el proceso para llegar ahí.
Y hay buenas razones para ello: Si bien ambos factores -tecnología y consumo- obligan al replantamiento de los esquemas clásicos de negocios de la manufactura, también hay buenas fuentes de previsión para que el cumplimiento de la oferta ante la súper atomización de la demanda pueda cumplirse: los avances en la obtención del perfil genético de los consumidores, su comportamiento en redes sociales, la data de actividades, relaciones, propensiones o gustos generarán información suficiente para previsualizar y ofrecer al consumidor de forma delicada, personal y simplificada, productos manufacturados a la medida.
La meta es clara y dependerá de la demanda que las fábricas aceleren o frenen su paso para satisfacerlo. Sin embargo, más temprano que tarde el mercado manufacturero llegará ahí.
La vigencia de las empresas dependerá de la innovación -tecnológica y de entendimiento del consumidor y sus nuevas dinámicas de demanda-. El proceso para llegar es todavía incierto, pero no falta tanto como para postergar su análisis y la búsqueda de nuevos modelos de negocio para aprovechar esas nuevas directrices. ¿Cuánto le falta a su empresa para llegar ahí?
Fuente: https://manufactura.mx/industrias/2019/10/07/quien-tiene-el-poder